Campur es una cuenca de aproximadamente 8 kilómetros cuadrados, tras el paso de las tormentas Eta e Iota, tres quedaron debajo del agua y con ellos las viviendas de decenas de familias. Bajo el suelo fértil que permitía abundantes cosechas hay roca caliza, sin suficientes drenajes artificiales o naturales la filtración del agua podría tardar meses.
El primer día de lluvia, los habitantes buscaron refugio en las únicas dos casas que estaban en la cima de la colina, fueron doña Rosalía Cu Xol y doña Margarita Ché, quienes abrieron las puertas de sus hogares para ofrecer un techo seguro.
Este es el relato de Rosalia Cuc.
Mi hermana llegó como a media noche porque el agua ya había entrado a su casa. No pudieron sacar nada, a pesar de que horas antes habían escuchado que una parte de la comunidad se había inundado.
Yo no fui afectada, pero si ayudé ese jueves y viernes. Recibí a mis familiares y otras personas que no conozco pero que pidieron posada, eran 20 aproximadamente. Doña Margarita Ché, recibió a otras 36 en sus dos casas.
Después de tres semanas las personas decidieron bajar a la entrada de la comunidad porque nuestros alimentos se estaban acabando. Durante el día se mantienen en la calle y en las noches buscan nuevamente posada.
Algunas veces cocino y les brindo un poco de alimentos, no a todos porque no me alcanza y son varios. Pronto las personas que están dando su casa como albergue no lo podrán hacer más, se está acabando la leña y los alimentos.
Los de abajo (Campur) se quedaron sin nada, necesitan víveres, ollas, trastos y un lugar en donde puedan estar, en donde puedan construir una su casita para poder vivir. En las casas que les dan posada no hay mucho espacio para estar, bañarse, lavar la poca ropa que tienen o cocinar sus alimentos .
El equipo de CARE Guatemala, en coordinación con CICAM, se trasladó al lugar para brindar asistencia humanitaria a las familias en situación de inseguridad alimentaria, brindándoles kits de alimentos, higiene y protección.