“Si no hay retos, no hay forma de lograr lo que uno quiere"

Irma Yolanda Arana ha vivido siempre en el barrio El Gallito en la zona 3 de la ciudad de Guatemala, cuenta con una tienda allí y recuerda lo que la motivó a ingresar al proyecto Nutriendo el Futuro en ese sector, “…cuando yo empecé con mi negocio juntaba el dinero de mi gasto y el de la tienda, de allí agarraba para lo que me iba a servir diariamente, prácticamente era un desorden”.

Sin embargo, cambiar la forma de pensar y unir su vocación de comerciante fueron retos que marcaron en su vida un antes y un después, “soy peluquera profesional. Uno de mujer no cree que puede llegar a hacer muchas cosas, pero me esforcé en aprender para abrirme camino y fortalecer mis habilidades y conocimientos.”

Pese a que al inicio, su familia no veía muchas esperanzas en lo que hacía, Yolanda, siempre confió en que, si se tienen los medios se pueden lograr mejores condiciones de vida, aún en situaciones críticas como la pandemia.

“Durante la pandemia 3 compañeras cerraron sus tiendas, pero ya para ese entonces En Nutriendo el Futuro nos había enseñado a ahorrar, llevar mi inventario, cómo administrar las ganancias, cómo comprar para conseguir mejores precios y yo valoro esos conocimientos porque me sirvieron para sobrellevar la pandemia”.

Muchas mujeres fueron apoyadas por el proyecto en ese momento con productos, pero Irma solo solicitó una cosa “Yo les pedí un par de tijeras… con ellas empecé a cortar cabello y entonces no cerré mi tienda porque me apoyaron en el momento que más necesitaba. Allí tengo mis tijeras y sigo trabajando con ellas”.

Irma se reconoce como una microempresaria y hoy ha cambiado su percepción del trabajo y sus decisiones giran en torno a sus actividades personales, familiares y económicas, “desde que empecé en Nutriendo el Futuro se me abrieron las puertas porque puse en práctica cómo administrar el dinero del negocio y de mis gastos personales, por eso que todo se me ha multiplicado. Mi familia también se motivó por mis logros, tanto que mi hija y mi hijo se asociaron y están por abrir un local para su negocio.”

Al igual que Irma, muchas mujeres de zona 3 descubrieron, en pandemia, una oportunidad de negocios. Una de esas mujeres es Patricia Chacón. “La tienda la inició mi mamá hace 55 años y la heredamos mi hermana y yo. En pandemia me quedé sola con la tienda y he tratado de mantenerla y surtirla más”

Aunque ha sido una mujer de negocios toda su vida, Patricia reconoce la importancia de haber iniciado en el proyecto Nutriendo el Futuro “Una de las cosas que aprendí a pesar de los años que llevo en el negocio es cómo administrarse, el inventario, como se sacan los costos, cual es el margen de ganancia… hay que tener ganancias justas”.

A pesar del poco tiempo en el proyecto Patricia ha aplicado los conocimientos de administración para crecer y ampliar su negocio y va por más “El negocio tiene que seguir creciendo, antes solo se vendían aguas ahora vendemos yogurt, ya vendemos jamón, salchichas, pollo, ya hay helados. Y también involucro a mi nuera que me ayuda con los helados”

Así como Irma y Patricia, muchas mujeres del área de zona 3 han aprendido que la decisión de emprender implica riesgos, esfuerzo, pero que este proceso les ha generado satisfacciones, ganancias y bienestar para ellas y sus familias.