El más reciente informe publicado por CARE “El crecimiento no es suficiente: solucionar la crisis del hambre requiere invertir en igualdad de género” examina el hambre en todo el mundo a través del lente de la desigualdad global. Entre sus principales conclusiones se encuentra que la desigualdad de género es un factor que exacerba la crisis alimentaria y que abordarla sería una solución fundamental para mejorar la seguridad alimentaria mundial. Así mismo, sostiene que cuando una economía crece sin mejoras en la igualdad, el hambre aumenta.
En 2022, más de 735 millones de personas en el mundo padecían hambre; visto desde un análisis de desigualdad de género a nivel global existen 84.2 millones de mujeres y niñas que enfrentan inseguridad alimentaria en comparación con la cantidad de hombres y niños en esa misma condición. Si bien la brecha alimentaria de género en 2022 se redujo en algunas regiones o subregiones que sufrieron graves shocks de COVID en 2021, como Asia y América del Sur respectivamente, creció en la mayor parte del resto del mundo, incluidas partes de África, el Sudeste Asiático y Medio Oriente.
En términos de prevalencia, en América Latina y el Caribe, el 41,8% de las mujeres y el 32,7% de los hombres enfrentaron inseguridad alimentaria moderada o severa durante el 2022 (FAO Stats). Esto supone una brecha de 9 puntos porcentuales, o 27,9 millones más de mujeres que de hombres que la padecen. Se trata de una mejora con respecto a 2021, cuando la brecha era de 12 puntos porcentuales (34,3% de los hombres y 45,8% de las mujeres), es decir 34 millones más de mujeres que hombres que padecían inseguridad alimentaria. “Las mínimas mejoras nos deben hacer comprender que la crisis del hambre, desde la perspectiva de la desigualdad de género, es un problema que debemos y podemos resolver, mediante la aplicación de un verdadero enfoque transformador de género más allá del factor económico”, sostuvo Maite Matheu, directora regional de CARE LAC.
El Informe presenta como uno de los estudios de caso a Guatemala (página 7), que en el 2022 experimentó un crecimiento del 4.1% de su PIB y a pesar de ello, es uno de los países más desiguales de América Latina. De 2020 a 2022, el 21,1% de su población se vio afectada por inseguridad alimentaria grave, con una brecha alimentaria de género de 0,3 millones. Según un estudio realizado por CARE en Guatemala en 2022, en departamentos del corredor seco de este país, como Quiché, el 42% de los hogares había agotado las reservas de grano de la cosecha anterior y el 31% se saltaba al menos una comida diaria. Entre junio y agosto de 2023, se estima que 4,3 millones de personas están atravesando crisis alimentaria , registrando un aumento del 44% en casos de desnutrición aguda y un 50% en la prevalencia de desnutrición crónica en niños.
El proyecto multi país “Nutriendo el Futuro” ha sido implementado en Guatemala, durante una década, como una opción prometedora en materia de igualdad, crecimiento económico y seguridad alimentaria. Las familias participantes de 4 municipios que vivían por debajo de la pobreza nacional, disminuyeron este registro del 52.3% al 38.2%, es decir poco más de 14 puntos porcentuales. Rogelia Soto, directora de CARE Guatemala indica que el enfoque en la igualdad de género fue clave en la implementación del proyecto. “Aumentó la participación de las mujeres en el uso de servicios financieros, mejorando, además, su acceso y control sobre los recursos bienes y servicios productivos (del proyecto), permitiendo que la inseguridad alimentaria en las familias participantes disminuya del 66.1% al 37.5%” añadió.