Eta e Iota profundizaron la violencia y desigualdad de las mujeres

El paso de las tormentas Eta e Iota, registradas del 01 al 17 d noviembre de 2020, dejó en Guatemala más de 4 millones de personas damnificadas o afectadas, afectando especialmente a mujeres y niñas. CARE Guatemala, en coordinación con ONU Mujeres, realizó un Análisis Rápido de Género (ARG) en el que se demuestra como la violencia, desigualdad y situaciones de vulnerabilidad aumentaron durante y después del hecho.

Uno de los principales efectos de las tormentas en la vida de las mujeres fue la pérdida de autonomías. Las mujeres cuentan con menos o nulos recursos sociales, políticos y económicos. El 81% de las encuestadas reportó pérdidas en sus viviendas (totales y parciales), herramientas, animales y recursos vitales para la sostenibilidad de sus medidos de vida y la generación de ingresos.

“Las perdidas representan, aparte del uso familiar, su herramienta de trabajo, especialmente para quienes vendían alimentos”

Sin dichos recursos enfrentarán mayores dificultades para un proceso de recuperación exitoso y su situación de dependencia aumenta. Entrevistas realizadas para el estudio a funcionarios de SOSEP alerta sobre la unión de niñas y adolescentes con hombres adultos que les ofrecen mayor estabilidad económica.

Brindar protección integral a las niñas, adolescentes y mujeres en general es una necesidad latente. La salud física y psicológica de las afectadas se ha visto vulnerada y desprotegida. Alrededor del 30% de mujeres consultadas no tiene acceso a servicios de salud y el número de eleva a 84% cuando hablamos de salud sexual y reproductiva.

Siete de cada 10 mujeres no tiene suficiente acceso a agua segura, lo que impide atender las recomendaciones para evitar un contagio masivo de COVID-19, tanto dentro como fuera de los albergues. Además, éstos no cuentan con la infraestructura necesaria para evitar el hacinamiento ni para mantener la privacidad de las mujeres y niñas.

Antes, durante y después de la emergencia las mujeres denunciaron no contar con la información suficiente, la mayoría de ellas permanece al margen de la toma de decisiones. Un análisis sobre la distribución social del trabajo durante la emergencia 

permitió identificar que las mujeres son nuevamente relegadas a trabajos de cocina o limpieza, mientras que los hombres toman las decisiones.

“Aún prevalece el machismo, impidiendo la participación activa de mujeres en estos espacios. Se evidencian patrones machistas, donde se les excluye, sus opiniones se desvalorizan o no se les reconoce como lideresas”

Poner a las mujeres, que representan el 51% de la población en el país, en el centro de las acciones impulsadas será de vital importancia para cualquier plan de reconstrucción o asistencia que se emplee, de lo contrario se continuarán vulnerando los derechos de las mismas e incumpliendo con el principio humanitario de “no hacer daño”.

El RGA plantea una serie de recomendaciones para las instituciones públicas y organismos que acompañaran la reconstrucción de las comunidades tras el paso de Eta e Iota, destacando que, si las mujeres asumen papeles fundamentales en su familias y comunidades, esta es una oportunidad para empoderarlas y que estas asuman un rol más fuerte como sujetas de derecho en las tomas de decisiones en sus familias, comunidades e instancias organizativas.