Ahora ya no dependo de nadie,
puedo salir adelante con lo que yo misma hago
Amalia Coy nos recibe en su hogar, donde ha levantado, con esfuerzo y creatividad, su propio taller de costura. “Yo sigo sin creerlo”, dice mientras muestra con orgullo las fundas para licuadoras, lavadoras y garrafones de agua que ella misma confecciona. Este espacio, construido con sus manos y su visión, es un símbolo de su independencia y determinación.
Amalia, sobreviviente de violencia de género, forma parte del programa de recuperación de medios de vida del proyecto “Mujeres tejiendo vidas libres de violencia”. Este programa brinda apoyo integral a mujeres en situación de vulnerabilidad, ofreciéndoles herramientas económicas y emocionales para retomar sus planes de vida.
Antes del programa, Amalia hacia trabajos más simples como ajustar cierres o hacer ruedos, con ingresos limitados. Sin embargo, tras recibir una transferencia monetaria, invirtió en materia prima y dio un giro a su negocio: “Con ese dinero compré mi primer rollo de tela, conos de hilo y otros materiales. Ahora no solo hago reparaciones, también vendo mis propios diseños”, explica mientras cose una cortina que pronto estará lista.
Su taller, ubicado en el patio de su casa, aún requiere mejoras como conexión eléctrica y una puerta. Sin embargo, Amalia no se detiene: “Yo sé que con mis ventas me va a salir para terminarlo”.
Amalia vive con sus dos hijas, quienes también forman parte de su red de apoyo. Su hija mayor, de 26 años, trabaja y la apoya económicamente, mientras que la menor, de 18 años, está a punto de graduarse del bachillerato. Este vínculo familiar refuerza su lucha diaria por un futuro mejor.
Para Amalia, este proceso no solo ha significado un cambio económico, sino también un despertar personal. “No sabía que podía hacer todo esto”, admite con una sonrisa llena de orgullo. Participa activamente en las formaciones del programa y asegura: “Quiero seguir aprendiendo”.
El camino ha sido desafiante, pero Amalia sigue adelante. “A veces me desvelo pensando en nuevas ideas para coser, quiero seguir creciendo”, comparte. Su sueño es expandir su negocio y abrir un local fuera de su casa, donde pueda mostrar y vender sus diseños a más personas. Para ella, su taller es mucho más que un lugar de trabajo: es el reflejo de su esfuerzo, su independencia y su esperanza.