Floridalma, empezar de nuevo
A veces el primer paso para cambiar una vida es empezar de nuevo. Empezar sin miedo, con fuerza. Empezar desde la certeza de estar viva, acompañada, con un futuro abierto. Para Floridalma, ese empezar llegó cuando decidió salir del círculo de la violencia.
Tiene 37 años y cuatro hijos e hijas que son el centro de su vida. Vivir con su ex pareja significó años de angustia constante, enfermedades silenciosas y días sin comida. La violencia se convirtió en un peso tan grande, que apenas podía reconocer quién era. “Yo no hallaba qué hacer”, dice. “Vivía enferma, muy delgada. No comía por la preocupación”.
Pero un día decidió salir. No estaba sola. Su familia fue el sostén que la ayudó a levantarse. Ahí encontró una red de apoyo, comida, descanso y, sobre todo, cariño. Fue un regreso a sí misma.
Desde entonces, ha transformado su rutina en una nueva forma de sostener la vida. Cultiva cilantro y repollo, crías gallinas criollas, construyó su propio gallinero con láminas que compró y alimenta con dedicación a sus animales. Ingresó a un programa de Transferencias Monetarias unidas de CARE Guatemala y con eso compró pollitos, concentrado, zapatos para sus hijas y materiales para fortalecer su pequeño criadero. Lo convirtió en una posibilidad de ingreso, pero también en una forma de autonomía.
“Yo sueño con tener más animales, comprar mi terreno, tener mi tienda y estar con mis hijas. Quiero que estén bien”, dice con firmeza. Ha aprendido que estar bien no es un privilegio: es un derecho. Y lo defiende.
Floridalma no ha olvidado su historia, ni quiere hacerlo. Ha decidido hablar. Quiere compartir su experiencia con otras mujeres que aún viven lo que ella vivió, porque sabe lo difícil que es salir, pero también sabe que es posible. “No todas logran aceptar ese cambio rápido. Algunas tienen miedo. Pero si alguna me pidiera apoyo, yo le compartiría mi historia”, asegura.
Ahora, participa activamente en talleres y reuniones comunitarias. Se ha convertido en una voz que inspira. Ha encontrado una forma de vivir sin miedo, acompañada por sus hijas e hijos, con proyectos que crecen, igual que sus animales, igual que sus sueños.